Estamos a mediados de 2021. El año pasado pareció ser uno de los peores de los tiempos recientes. El mundo está siendo asolado por dos pandemias que han puesto en jaque a la humanidad. De una de ellas hablan todos, está en boca de todos y ocupa cada espacio de cada telediario: la pandemia del SARS-CoV-2, cuyas víctimas mortales se cuentan por los millones y que ha dejado en la ruina al planeta entero. Por otro lado está la otra pandemia, más difícil de ver a pesar de estar a plena vista, que está envenenando cada parte de la sociedad y trayendo desgracia, miedo y muerte: la posverdad. A la humanidad le vino bien saber que ella misma era un sujeto y que, por tanto, estaba condenada a ser subjetiva en casi cualquier caso. Le vino bien por cuestiones de humildad, empatía y verdad: debemos ser conscientes de la subjetividad de las cosas, escuchar a los demás y asumir que hay varias posturas para un mismo fenómeno. Sin embargo, como de absolutamente todo lo que existe, la humanida...